Una de los problemas de trabajar como escritor es que la motivación no viene de fuera. No hay un jefe que te exija fichar un número de horas o conseguir x objetivos en un tiempo determinado. Y es muy difícil a veces seguir para delante. No solo estar motivado para escribir sino también para controlar todos aquellos aspectos que forman ahora el perfil de un escritor emprendedor y que solemos englobar en el nombre de marketing.
“Estoy hasta los huevos del marketing” —es una frase que he oído muy a menudo este fin de semana en la Feria del Libro de Madrid. A escritores y a editores. Los escritores, en concreto, somos muy de fustigarnos con todo. Y cuando no sabemos de una cosa, nos cuesta mucho salir de la zona de confort, pedir ayuda, intentar aprender más, superarnos. Porque todo eso exige una dosis extra de motivación.
La motivación es como el sol: no todos los días luce. Hay días en los que la negatividad te inunda y tus problemas parecen los gigantes de Roald Dahl. «Todo me va a salir mal» «No sirvo para esto» «Es imposible que controle todo lo que hay que hacer» ¿Te suena?
Tendemos a magnificar nuestros problemas, a sacar conclusiones absurdas por anticipado, a desvalorizar todas aquellas cosas positivas que tenemos.
Somos responsables de gran parte de lo que nos ocurre.
Si quieres conseguir algo, tú y solo tú eres el responsable de dar los pasos en la dirección adecuada. Por eso esto es tan difícil.Por eso, se nos hace un mundo el marketing. La razón por la que nos cuesta tanto cumplir con lo que queremos conseguir es que no siempre existe la adecuada motivación detrás.
Empezamos un proyecto: por ejemplo, un blog de escritor con tienda online. Inmediatamente, surgen complicaciones no previstas: no sabemos montar los productos, no sabemos la base legal y hay que llamar a un asesor… El objetivo ahora es más difícil y requiere que pongamos más energía en conseguirlo. Y tiramos la toalla, nos desmotivamos y abandonamos todo.
La motivación debe empezar en tus hábitos diarios.
Sin perder el foco final, que es el de vivir de la literatura, un escritor-emprendedor debe marcarse miniobjetivos asumibles. No te conviertas en un experto en negatividad.
- «Esta novela no vale para nada»: muy bien, ¿en qué falla? Mejora eso que falla, pero no abandones.
- «Esta novela está llena de errores. Lo hago fatal»: muy bien, pues busca a alguien que te enseñe a hacerlo mejor.
- «¿Por qué vende más ese que yo si escribe peor? No lo entiendo. Soy un fracasado»: en lugar de regodearte en la miseria, ¿qué tal si te fijas en qué hace para ver si puedes aprender algo?.
Seguro que, si eres como yo, alguna vez te has puesto a dieta. ¿Por qué es tan difícil adelgazar? Por un sencillo motivo: porque adelgazar requiere que integres en tus hábitos diarios el ejercicio y la dieta, que los normalices. Al marketing le pasa lo mismo. Si intentas abrazar todos los conceptos a la vez, sin integrarlos en tu trabajo diario como escritor, te darás de morros con la realidad. Y abandonarás. Aunque sepas que es lo mejor para ti.
La actitud determina la aptitud.
Puedes aprender a hablar francés, ¿verdad? Solo requiere tiempo y constancia. Y una dosis importante de motivación. Peeero…aprenderá a hablar francés antes la mujer que esté enamorada de un francés y hable con él en francés todos los días que la que piensa no sabe cuándo ir a París y va a una clase de francés una vez por semana (clase que se salta cuando le sale un plan mejor). Lo mismo pasa con el marketing online. Aprenderá antes el que tenga una motivación más fuerte y lo integre en su vida diaria.
Quien consigue encontrar los motivos para avanzar cada día un poquito más, quien se toma los fracasos como una forma estupenda de aprender y rectificar, termina siendo apto para tomar las riendas de su propio negocio unipersonal.
Así que, a partir de ahora, prioriza y divide en objetivos pequeñitos tu proyecto de escritor. Ve como la tortuga, lenta pero segura. No eres supermán. No eres superwoman. Y nadie te lo pide. Es lo bueno de no tener jefe.
Lo cierto es que no hay superhéroes en esto de la literatura. Los que triunfan son personas que han sido capaces de sortear los obstáculos y alcanzar sus objetivos porque no han tirado la toalla en el camino. La prisión del miedo y de la baja autoestima paraliza todo.
No dejes que acabe contigo.
Hace tiempo en el blog de Isaac Belmar tuvimos un debate sobre lo importante que es la pasión que pones en las cosas o las que estas te suscitan.
Yo creo que esa es la clave, que te apasiones esto, incluso cuando no haces más que dedicarle recursos y tiempo y no ves resultados, la pasión es lo único que evita que te plantees si en realidad el problema es que lo que haces no interesa y tirar la toalla.
Hay que tener mentalidad de corredor de fondo, porque si no…
Ese es el quid de la cuestión. Esto no es un sprint. Es una maratón. Y habrá etapas en las que desfallezcas.
Ay Ana. Parece que me estabas leyendo la mente. Ayer no tiré el pc de milagro. Hasta llegué a sentir la satisfacción que sentiría al oir el golpe. Pero no, no lo hice. Como bien dice mi marido, siempre es la constante. En cuanto se sienta a mi lado no sé a qué botón le da y todo arreglado. Es cierto que hay que trabajar mucho y dominar muchos conceptos. Entiendo perfectamente a la gente que dice “Si yo solo quiero escribir”. El blog, el canal, las redes sociales,… necesitas dominar demasiadas cosas pero me siento mejor que el primer día cuando empecé. Lo que tú dice, todo es cuestión de trabajar duro. Gracias Ana por tus consejos.
Es que al principio, hasta que controlas todo, la pendiente se hace muy cuesta arriba. Pero pasito a pasito se va haciendo el camino ;D
Yo creo que el problema para conseguir nuestros objetivos, cualquiera que sea, es que miramos la meta final y nos agobiamos por todo lo que hay que hacer, cuando es más fácil no ser tan duro con uno mismo y centrarse sólo en el siguiente paso. Pero sí, los escritores y muchos en general (como yo) somos mucho de agobiarnos y fustigarnos con todo. Muy buen post. Biquiños!
Desde luego, intentamos abrazar todo desde el principio. Y esto no es un sprint: es una carrera de fondo.
En mi caso concreto le daría una vuelta al tema de la externalización de tareas. Un escritor no es alguien que se dedique al marketing, él o ella escribe. Y su trabajo lo hace bien. En este caso recomendaría a los escritores contratar un buen servicio de marketing, ya que el coste será inferior al tiempo que el escritor ponga en aprender los mecanismos de los que dependen sus ventas, y el resultado de hacerlo el escritor será casi siempre mucho peor.
Pues no estoy de acuerdo contigo, Marcos. De hecho, tengo varios alumnos que hicieron eso y les fue fatal. Una agencia de marketing nunca jamás conocerá tu audiencia tan bien como tú. Y aprender no es tan complicado como crees, sobre todo porque tus ventas van a depender en gran parte de lo que tú hagas o dejes de hacer. Y sí, por supuesto, tienes que escribir. La materia prima es fundamental. Pero el marketing online, el contacto con tus lectores, es parte de tu trabajo como escritor. O no podrás permitirte que sea tu trabajo.
Hola, Ana
Hace un año yo estaba en lo que podemos llamar: Punto de Frustración Absoluta. Lo sabes bien tú, que me soportaste todas las miserias habidas y por haber.
Al final, como bien dices, no suele pasarte nada que no te hayas buscado. La actitud es casi siempre lo que marca la diferencia entre el éxito y el fracaso. Aunque suene muy a secta de autoayuda. Ayer mismo estaba viendo 127 horas y pensaba, si el tipo hubiese dicho: no voy a salir de aquí, tengo un pedrolo del copón chafándome la mano, la palmo fijo; jamás habría logrado salir de aquel cañón. Pero lo hizo, puso todos los medios a su alcance —que eran muy pocos— y salió del agujero.
El marketing no es tan complicado. Sí, es molesto, los resultados tardan en llegar —a veces no llegan porque tienes que replantearte lo que haces—, pero es algo necesario. Esta semana hablando con un escritor que ha publicado en una gran editorial, me decía que no le ayudan, que «como es el último mono» no le están haciendo ningún trabajo de publicidad. Por eso es tan importante entender esto del marketing y ponerse.
Porque al final esto es como el rascarse… todo es ponerse
Un abrazo!
Ayer, intentando encontrar las mejores categorías para mi blog, arrojé la libreta por la ventana. No quiero ni pensar en el tamaño del agujero que le habría hecho al viandante si hubiera estado trabajando en el portátil. Afortunadamente todo se arregló con un apretón de manos y unas disculpas. Pero lo curioso es que, cuando subía las escaleras con mi trabajo recuperado, ya iba dándole vueltas otra vez a las categorías. Gracias a ti, Ana, y a este blog, tengo claro que el marketing es un capítulo muy importante en mi vida como escritor emprendedor.