pseudónimos para escritores, ¿debo usar uno?

Aaahh, los pseudónimos para escritores, ese (entre otros muchos) dilemas que uno se plantea cuando decide que quiere publicar un libro. No me digas que no. Si estás pensando en dedicarte a la escritura, es bastante probable que te hayas preguntado si debería utilizar un pseudónimo para publicar tus novelas o si sería mejor hacerlo bajo tu nombre real. ¡Vaya duda existencial! Si ya lo decía Shakespeare: pseudónimo o nombre real, that’s the question.

Tranquilo, en el artículo de hoy vamos a intentar poner un poco de orden al respecto y, a lo mejor (invoco a los dioses literarios para que así sea), cuando llegues al final de su lectura tendrás las cosas un poco más claras 😉

El pseudónimo para escritores no es una cosa de ayer

Desde que el hombre es hombre y pintó su primer búfalo en una cueva, la decisión de firmar su obra bajo un apodo o con su nombre prehistórico real es una cuestión que el artista ha venido planteándose. El pseudónimo no es un invento reciente. Se ha utilizado a lo largo de todas las épocas y no solo en el mundo literario: músicos, científicos, artesanos…, hombres y mujeres de todos los tiempos han decidido utilizar un alias con el que mostrar al mundo sus obras, descubrimientos e invenciones.

Los escritores, por supuesto, no son una excepción y seguro que si te pido que enumeres unos cuantos autores que publicaron sus novelas al amparo de un pseudónimo no te pongo en un aprieto serio: Voltaire, Clarín, Bécquer, Gabriela Mistral… Los hay a patadas.

Pero la cuestión no es esa, no al menos en este artículo. Ellos decidieron por su cuenta y optaron por buscar un sobrenombre que cubriera su identidad por las razones que fueran. La cuestión que nos ha traído a MOLPE a ti y a mí hoy es si deberías seguir el ejemplo de esos escritores o presentarte ante el mundo con tu yo real. Y para tomar la decisión hemos de analizar las razones por las que (tal vez) quieras hacerlo.

Razones por las que utilizar un pseudónimo

Cada cual tiene la suya y las hay de todos los colores:

  • Para separar campos de trabajo diversos: Lewis Carrol, por ejemplo, deseaba evitar que sus aventuras como escritor interfirieran en su faceta como matemático.
  • Por motivos personales o familiares: Stendhal (se trata de un caso curioso) odiaba a su padre y quería evitar a todas costa publicar sus obras con su nombre verdadero, Henry Beyle, en el que, naturalmente, lucía el apellido paterno.
  • Para ocultar tu sexo: es el caso de muchas mujeres, como George Sand o Fernán Caballero que, probablemente, no habrían sido publicadas de haberse sabido que la mano que sujetaba la pluma con que se escribieron sus obras era femenina.
  • Para publicar en géneros muy diferentes: si tu público objetivo ha venido siendo hasta ahora el romántico, por ejemplo, quizá creas que sería conveniente utilizar un pseudónimo de escritor distinto al nombre con el que has venido publicando si ahora vas a sacar una trilogía de ciencia ficción.
  • Por razones de marketing: sí, hay nombres que mejor olvidar si uno quiere triunfar en esto de la literatura. ¿Qué tal Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto? Pelín difícil de recordar, ¿verdad? Es mucho mejor hacerse llamar Pablo Neruda.
  • Los pseudónimos para escritores son variadísimos, tanto como los motivos para utilizarlos. Así que añade aquí n razones más, porque las hay para todos los gustos y necesidades. Y de eso, precisamente, vamos a hablar en el siguiente punto…

¿Cuál es tu razón para utilizar un pseudónimo?

Si te has planteado la posibilidad de publicar tus novelas bajo un alias, será por alguna razón, ¿no?

Yo lo hice en su momento y tenía una que para mí era importante. Cuando publiqué mi primer libro, Carter & West, todavía trabajaba en un colegio como profesora. No me gustaba mi centro escolar, ni la gente que trabajaba conmigo (aunque tuve buenos compañeros también, por supuesto) y no quería, bajo ningún concepto, que allí se supiera de mi aventura literaria. El problema es que hoy en día es facilísimo encontrarte por internet y conocer (casi) toda tu vida, obra y milagros, de modo que la única solución que hallé para separar ambos mundos fue la de publicar con un pseudónimo de escritor.

En mi caso, esta era una razón de peso suficiente para decidir sacar mis libros al mundo al abrigo de un nombre inventado. ¿Pero y tú? ¿Qué razón tienes para hacerlo?

Si estás sumido en la duda acerca de este asunto de los pseudónimos para escritores y de si publicar tus obras bajo uno, lo primero que debes determinar son las razones que te llevan a plantearte la posibilidad de firmar tus novelas con un alias. No soy nadie para decirte lo que debes hacer, pero si el motivo para unirte al Club de los pseudónimos para escritores no es muy poderoso, yo te aconsejaría que optaras por utilizar tu nombre real.

Y no porque utilizar un apodo o sobrenombre vaya a traerte problemas de algún tipo, sino por la sencilla razón de que es más cómodo.

Eso, eso, háblame de los problemas que conllevan los pseudónimos para escritores

Ninguno. De verdad. Ninguno en absoluto, siempre y cuando no utilices tu alias para identificarte en actos oficiales o administrativos. Por lo demás, desde el punto de vista legal es algo totalmente lícito y, de hecho, se trata de una práctica tan habitual que tiene sus propias normas al respecto:

  • Por ejemplo, los derechos de propiedad corresponden a la persona física o jurídica que divulga la obra mientras el verdadero autor no revele su identidad.
  • Eso sí, los derechos de explotación de una obra duran toda la vida del autor y se extienden hasta 70 años después de su muerte, pero si has publicado tus novelas bajo pseudónimo, esos derechos se extienden un máximo de 70 años desde el momento de su divulgación y no desde la muerte del autor.

En lo que respecta al aspecto personal, por experiencia puedo decirte que al principio te sientes un poco rara al utilizar un nombre que no es el tuyo, y que el síndrome del impostor (del que, por cierto, Ana te hablaba en este podcast) se incrementa notablemente. Yo, al principio, sentía que cada vez que me llamaban Ana estaba engañando a la persona que lo hacía. Ese no es mi nombre real y no podía evitar experimentar cierta sensación de desasosiego al pensar que, por muy pseudónimo de escritor que fuera y por muy aceptada que estuviera esta práctica, mi interlocutor estaba siendo engañando con un nombre falso.

Luego se te pasa, eso también te lo digo, y terminas aceptando esa segunda identidad como algo propio, sobre todo si has buscado una que se identifique de alguna forma con tu yo real.

Pseudónimos para escritores: ¿cuál uso?

It’s up to you, que también diría Shakespeare (me temo que esta noche voy a tener a su fantasma rondando por mi dormitorio si no dejo de atribuirle citas falsas). 😀

Ahora ya en serio. Por experiencia sé que elegir un pseudónimo para escritor es difícil. Le das mil vueltas a decenas de nombres (muchos de ellos tan ridículos que recordarlos más tarde te hará enrojecer) y puedes incluso llegar a bloquearte. Cuando elegí el mío, después de darle todas esas vueltas, acabé optando por utilizar un pseudónimo familiar, de manera que en él se encontraran rastros de mi propia identidad. Elegí Ana porque es un nombre muy querido en la familia de mi madre (de hecho mi hermana mayor se llama así) y Bolox porque es un apellido de mi padre (aunque no el primero), de manera que, al final, todo quedaba en casa.

Cuando te pongas a trabajar en tu pseudónimo de escritor:

  • Sopesa la posibilidad de optar por uno relacionado con el ámbito familiar, de esa forma el incremento del síndrome del impostor del que te hablaba antes no será tan agudo.
  • Pero, por supuesto, ten también en cuenta otras consideraciones, como si el alias que has elegido es apropiado para el género en el que vas a publicar.
  • Investiga si ya existe uno igual o muy parecido (en cuyo caso abstente de utilizarlo y busca otro).
  • O si, por más que te lo repites en voz alta, no acabas de sentirte a gusto con él.

Podría seguir hablándote de los pseudónimos para escritores un buen rato más, pero ya me he pasado de la longitud que Ana quiere y, aunque es paciente como Job y bondadosa como yo misma, 😀 no conviene abusar. Y además, tienes todo un curso sobre pseudónimos en la plataforma de cursos.

De todas formas, creo que tienes material suficiente para plantearte (o replantearte, si se diera el caso) esta cuestión shakesperiana (te digo que esta noche el señor William me lleva consigo al más allá) y tomar una decisión acertada al respecto. O al menos confío en haberte ayudado un poco para que así sea. Suerte y cuéntanos en los comentarios cuál es el pseudónimo de escritor que has elegido para lanzarte a tu carrera literaria.

Imagen de portada: Carl Cerstrand en Unsplash.