Escribir es de locos, de Felix J. Palma

Dice el mismo Félix en su libro, que «Como los romanos de Obélix, los escritores estamos locos». «Porque para quienes sentimos la vocación de escribir, escribir es un modo de vida. Nuestra manera de estar en el mundo. Una locura que no podremos dejar de hacer». Y son estas las frases con las que quiero abrir la reseña de este no-manual (como lo define el propio César Mallorquí) porque tiene más razón que un santo. Lo que define a un escritor no es que publique con editorial o autopublique, que viva de esto o tenga un trabajo nutricional, que sea superventas o que solo lo lean unos pocos escogidos. Lo que define a un escritor es esa locura que no puede dejar de hacer: no podemos dejar de escribir porque es nuestro modo de vida.

Escribir es de locos no es un manual de escritura tal cual, no te va a decir «tienes que hacer esto, esto y lo de más allá». No. Es una conversación de tú a tú con Félix J. Palma, como si estuvieras con él de cañas en una terraza hablando de libros (una de las maravillas que es posible en el Celsius).

El libro cuenta su experiencia como escritor, sin edulcorantes, con todos los demonios internos que tiene el escritor (que cada vez más me doy cuenta de lo que nos unen), lo bueno y lo malo. Pero lo hace con el sentido del humor de Félix, que te arranca más de una carcajada.

La organización de Escribir es de locos

Una de las cosas que me encantó del libro es la organización de los capítulos en alusión a obras clásicas de la literatura o a películas archiconocidas por todos. Comienza el libro con un prólogo en el que el autor se pregunta si es posible enseñar a escribir. La pregunta del millón, como él la llama. La escritura, nos dice, tiene algo de talento y algo de técnica. La técnica puede enseñarse.

La madriguera del conejo

Luego, como te comentaba, los capítulos que hablan de narrativa aluden a un momento de una obra clásica de la literatura en consonancia con lo que se trata en el texto. Por ejemplo, en el primero, titulado «La madriguera del conejo», habla del espacio físico en el que escribir, aderezado con anécdotas personales que convierten esa madriguera del conejo en algo muy ameno.

A la caza de la ballena blanca

En el segundo capítulo —«A la caza de la ballena blanca»— se mete en el tema de la imaginación.

«Generalmente, cuando uno dice que no tiene imaginación se refiere a que es incapaz de imaginar algo como El señor de los anillos o Harry Potter, lo cual no está al alcance de cualquiera, lo reconozco. Pero no es imprescindible tener esa imaginación fantasiosa para escribir».

La imaginación, como todo, por eso te doy yo tanta lata con los hábitos, es algo que hay que ejercitar y acostumbrar. Cazar ideas es algo que uno entrena, como el músculo en el gimnasio.

¿Cómo se entrena la imaginación?

Félix nos dice en el libro que la mayoría de los escritores descubren que tienen imaginación cuando son niños o adolescentes y empiezan a hacer sus pinitos en el tema escritoril. Y es el hábito de escribir y de leer el que va perfeccionando esa «caza de ideas». También nos ayuda el leer libros como este, porque te das cuenta de que todos cometemos errores y nos orientará a fijarnos en detalles que puede que hayamos pasado por alto. En resumen, aprovechar los errores de otros para evitar caer nosotros en ellos.

El mapa del merodeador contra la brújula dorada

Me encantan las referencias de este capítulo porque, aunque Félix J. Palma es más pequeño que yo, compartimos muchos referentes. Este capítulo empieza con una frase de esas para grabarse en piedra: «Parece magia, pero es trabajo». Porque detrás de la escena redonda de un libro, siempre hay horas de trabajo, de documentación, de edición… Raramente es una inspiración de las musas y mucho más frecuentemente es curro, curro y más curro.

Pero, por si eso fuera poco para conquistarme, el capítulo se adentra en el escritor de mapa y el escritor de brújula con un replanteamiento de Star Wars. Félix J. Palma, te quiero.

Referentes de Félix J. Palma

«Las historias (…) no brotan tal cual las conocemos de la mente de sus autores, sino que son el resultado de un largo y a veces tortuoso porceso de tanteo, de numerosas pruebas de ensayo y error durante las cuales la historia experimenta distintas mutaciones, se va supuestamente perfeccionando versión a versión, hasta llegar a la definitiva, mucho tiempo y desvelos después».

No habla Félix del escritor que se queda en medio, del paisajista. Así que lo dejo aquí por si alguien se encuentra en este caso, que no se sienta solo. Somos muchos :D.

De cómo Superman salvó a Lois Lane

En este capítulo, toca arremangarse y entrar de lleno en la santísima trinidad de la planificación: tema, argumento y trama.

Este es uno de los capítulos en el que más he subrayado de todo el libro y os recomiendo que os lo leáis con calma porque es uno de los capítulos base para que una novela funcione.

Esferas y poliedros/ La piedra estelar y el témpano de hielo

Félix J. Palma es un cuentista. Sin acritud. Un cuentista de los mejores. Y os animo a leer sus libros de cuentos porque domina la estructura del relato como pocos. Ese género, que denomina en este capítulo, «la Cenicienta de la literatura española», por lo difícil que es de comercializar y de promover frente a la novela, se diferencia de la novela tanto en estructura como en concepto.

El cuento pone el foco en un solo suceso y en la peripecia del personaje. Mientras que la novela se construye con las mismas herramientas que usamos para las series de televisión (y por eso es muy bueno si quieres escribir novela, leer libros de guion), el cuento es un episodio autoconclusivo en el que lo más importante es el arco argumental y el personaje, «que es un mero agente de la acción».

El desorden de tu trama

El capítulo siete de Escribir es de locos se adentra en la estructura, analizando diferentes maneras de plantear nuestros argumentos. Habla Félix de la estructura clásica, pero también de otros tipos de estructuras más complejas como la de los «vasos comunicantes» o la de «muñecas rusas» (de historias dentro de historias), que fue la que yo usé para escribir La Sociedad de la libélula.

Narradores habituales

Uno de los pilares fundamentales para que tu obra funcione es el narrador. En este capítulo, plagado de ejemplos, Félix J. Palma ataca el tema de los narradores. Un narador equivocado puede hacer que nuestra historia no resuene en el lector. ¿Sería igual Sherlock Holmes contado por otro que no fuera Watson? El narrador ahí acompaña al lector, se sorprende con las deducciones del personaje principal, duda cuando el lector duda… es la elección idónea.

El ritmo en la sangre

«Las historias son criaturas con tres corazones, con tres latidos que debemos lograr que palpiten a la vez, en armonía. Uno de ellos es el latido que emite la propia historia, otro el que alienta la trama, y el último es el que surge de las palabras de las que está compuesta».

El primero, apenas requiere explicación, como aclara el mismo Félix. Es en el segundo en el que centra este capítulo, el ritmo con el que nosotros como autores queremos desarrollar la historia. Un tema que es parte de esa técnica de la que hablábamos al principio que podemos aprender. Y para lo que nos valdremos de los cinco recursos narrativos de los que habla este capítulo: el resumen, la elipsis, la descripción, la disgresión y la escena.

Cuestión de estilo

El estilo, ese elefante en medio de la habitación, es el tema del siguiente capítulo. Según Félix, el estilo es «el modo personalísimo en el que se expresa el escritor».

Una de las cosas, desde mi punto de vista, que ganas a medida que desarrollas tu carrera como escritor es precisamente el pulir el estilo. Aunque sigas siendo tú, «con los años ganamos en oficio y perdemos en frescura».

«Desde que empieza a escribir un escritor comienza sin saberlo un largo camino hacia la sencillez. Es algo inevitable y natural»

En este capítulo, el autor nos guía de la mano por temas como cómo mejorar nuestra escritura y otras consideraciones estilísticas con ejemplos maravillosos que me han llevado a incrementar mi lista de pendientes mucho más de lo que ya estaba.

Cómo llegar a los escaparates/ Vida de escritor o bienvenido a la jungla

Nos metemos en la parte de publicar y de marketing en los últimos capítulos del libro.

«Hoy en día la vida del escritor —me refiero a aquellos que no tienen otra profesión y viven exclusivamente de lo que escriben— es similar a la de un funcionario. Quizás parezcamos magos, pero no lo somos (…). La mayoría nos levantamos y nos sentamos a escribir, básicamente. Tan emocionante como eso».

Félix J. Palma trata sin tapujos temas como la visibilidad, métodos de supervivencia del escritor, la realidad del mundo editorial, la autopublicación y el autor híbrido (un tema en el que me cita):

«El futuro es el autor híbrido: aquel que sabe moverse tanto en el circuito editorial tradicional como en el de la autopublicación y que gestiona su obra, decidiendo qué libro es más comercial y, por lo tanto, más adecuado para ser editado por vía tradicional y cuál le puede resultar más rentable autopublicarlo. Solo así, ese porcentaje (de más del ochenta por ciento de escritores que no gana más de mil euros al año, según los últimos estudios de la ACE) puede verse disminuido».

En resumen…

La extensa reseña es para poneros los dientes largos porque este libro merece la pena. No solo porque te lo pasarás bien, te lo leerás en nada (porque como todo lo que escribe Félix J. Palma es muy ameno) sino que aprenderás y te motivarás.

Como él mismo dice al final:

«Escribir, como leer, me hace soportar mejor la vida».