Cómo escribir un libro y no procrastinar

La procrastinación es el peor enemigo de todos los artistas. Si alguna vez te has planteado escribir un libro, seguro que sabes a lo que me refiero. Sabes que tienes que sentarte y escribir, pero primero tienes que hacerte un café, luego tienes que llamar a tu madre por si se le ocurre llamarte y te interrumpe, también tienes que buscar un poco más de información para tu novela… Y así, se te pasa el tiempo y no escribes.

Yo soy un gran procrastinador. Mi cerebro siempre busca una salida fácil cuando tengo que escribir. Me pasa, sobre todo, si estoy cansado, enfermo o tengo un mal día. Pero siempre procrastino, no importa las ganas que tenga cuando me sienta frente al teclado. En mi caso, forma parte de mi proceso.

La procrastinación tampoco es siempre mala. Tolkien escribió El Señor de los Anillos en los ratos en los que procrastinaba de su trabajo académico. Procrastinar libera a nuestro cerebro de cierta tensión y le permite distraerse. Si estás bloqueado, puede que un instante de procrastinación sea suficiente para que tu cabeza vuele lejos de la tarea que estás haciendo y llegue esa inspiración que necesitas.

Por supuesto, siempre que la procrastinación te aleje de tu trabajo, no será bien recibida. Por eso hoy me propongo ayudarte a dejar de procrastinar y escribir tu libro con algunos consejos que he recogido por ahí y otros que he puesto en práctica yo mismo.

1. Divide la novela en tareas asequibles

Escribir una novela de 500 páginas es como intentar comerse una ballena de un bocado. Al menos lo es para tu cerebro, que percibirá esta tarea como un esfuerzo al que no tiene ganas de enfrentarse. 500 páginas son muchas palabras y tanto trabajo supone un esfuerzo tremendo.

En su libro para escritores Bird by Bird, Anne Lamott dice que la forma más sencilla de enfrentarse a un manuscrito es dividirlo en partes.

También la forma mejor de leer un artículo sobre escribir un libro sin procrastinar es dividirlo por partes ;D

Divide tu libro en capítulos, partes, escenas o lo que te dé la gana. Haz trozos que te resulten manejables, hazlos tan pequeños como necesites. ¿Estás cansado? Pon bloques de media hora de escritura o de 100 palabras al día. Por muy pocas que te parezcan, serán suficientes para que empieces a coger el hábito. Y para que te motives.

2. Elimina distracciones

Neil Gaiman ofrece una solución para la procrastinación bastante buena: «limita tus opciones de distracción». Hoy en día, que todos escribimos en el ordenador puede ser complicado, pero en realidad no lo es. Al contrario.

Lo primero que tienes que hacer es apagar el teléfono móvil o dejarlo en otra habitación. Desactiva todas las notificaciones de tu navegador y de tu sistema operativo (todos tienen modos de trabajo sin distracciones). Si aún así, dejas de escribir cada diez minutos para visitar Twitter, apaga el router.

Si no quieres ser tan radical porque hay más gente en tu casa y ellos sí que quieren divertirse, no hace falta que desconectes Internet, basta con que empieces a utilizar alguna aplicación que bloquee el acceso a ciertas páginas o el uso de ciertas aplicaciones. En definitiva, tienes que crear tu propio búnker de escritura.

3. Cómo escribir un libro cuando no estés escribiendo

¿Suena raro? Bueno, un poco sí que lo es. Cuando estoy escribiendo una novela (una que me emocione de verdad), mi cabeza sigue escribiendo mientras estoy haciendo otras cosas. Por ejemplo, estoy en la ducha y sigo imaginando detalles o trabajando en la última escena que he escrito.

Nuestro cerebro, cuando se distrae, es capaz de trabajar en segundo plano. Esta es la parte más maravillosa de la procrastinación; tú te distraes (que es lo que tu cerebro quiere), pero él sigue trabajando. Este es un tipo de procrastinación productiva que sucede, sobre todo cuando haces alguna actividad relajante.

También puedes utilizar tu tiempo de procrastinación para trabajar en tu novela de una forma más activa. Por ejemplo, puedes crear carpetas o tableros de Pinterest y llenarlas con imágenes que hayas sacado de Internet, y que te inspiren personajes y situaciones para tu novela. Si tu imaginación funciona de forma «visual», investigar y buscar estas imágenes te será de gran ayuda.

4. El poder oculto del aburrimiento

Algunas de mis mejores ideas y algunos de mis días de escritura más productivos los tuve cuando trabajaba en la agencia de marketing. Me pasaba el día sentado frente al ordenador y el trabajo era bastante monótono. Me aburría muchísimo y mi cabeza empezaba a bullir con ideas, así que en cuanto encontraba un hueco me ponía a escribir.

Maya Angelou también tiene una solución para esos momentos de bloqueo, en los que la cabeza solo quiere escapar y no se niega a escribir. Ella dice que hay días en los que también le cuesta escribir, a veces pasa semanas enteras sin hacerlo. Por suerte, tiene una solución:

«Lo que intento hacer es escribir. Puedo pasarme dos semanas enteras escribiendo: the cat sat on the mat, that is that, not a rat. Es una frase aburrida que repito una y otra vez. Entonces, es como si las musas vieran que voy en serio con lo de escribir y dijeran: bueeeeeeno, ya vamos».

Escribe cada día, incluso cuando no te apetezca hacerlo. Escribe lo que sea, aunque no sean más que palabras sueltas o frases hechas. Hazlo, abúrrete y al final, tu cerebro se pondrá en marcha.

Ya sabes lo que dicen: por las buenas o por las malas.

5. Conoce el camino

Yo soy escritor de brújula. En parte está muy bien, porque me siento y escribo, y no pierdo el tiempo en escaletas ni fichas de personajes. El problema es que, a veces, también pierdo el hilo de lo que estoy escribiendo, me bailan los nombres de los personajes y cosas por el estilo. Es cierto que todo se puede solucionar en la reescritura, pero algunas veces pierdes tanto el hilo que es imposible reengancharte.

Leí que Kingsley Amis, un autor británico, solía contarse a sí mismo la historia antes de sentarse a escribir cada día. Hacía una especie de repaso mental en voz alta, de esta forma recordaba qué era lo que quería hacer y dónde pretendía llegar.

No hace falta que hables solo. Puedes hacer un resumen, un esquema o puedes sentarte y releer los últimos párrafos que has escrito. Lo importante es que recuerdes por dónde ibas, qué tenías pensado hacer y cómo creías que ibas a llegar al final.

Escribir un libro es un camino largo. Muchas de mis novelas se quedan paradas a mitad durante semanas o meses, luego regreso y escribo… Pero algunas veces tengo que leer todo lo que llevaba escrito, ya que pierdo el hilo y el ritmo. Por muy escritor brújula que seas, un esquema siempre te irá bien.

6. Busca ayuda

Víctor Hugo escribía desnudo, al contrario que Hemingway, Hugo lo hacía para evitar la tentación de salir de su despacho. Para evitar la tentación, le pedía a su asistenta que se llevara las ropas.

Puede que no tengas asistenta, pero seguro que tienes amigos y familiares. O mejor aún, puede que estés en algún grupo o foro de escritores. Pídele a alguien que te ayude, que te controle.

Si vas completamente en serio con lo de escribir un libro, lo mejor que puedes hacer es contactar con alguien que tenga experiencia para que sea tu mentor. No solo te podrá ayudar a mejorar tus textos, sino que también te mantendrá motivado y vigilará que no procrastines más de lo que debes.

7. Mantente positivo

Atrás han quedado los tiempos de Lord Byron que escribía cuando era infeliz o cuando sufría. Hoy en día la escritura es divertida, terapéutica. El problema es que, a medida que mejoras y que te tomas en serio la tarea, tu cerebro empieza a percibir cada sesión de escritura como un trabajo y deja de ser divertido.

Si quieres escribir tu libro y no procrastinar, tienes que recordar qué fue lo que te atrajo de la escritura. Recuerda por qué empezaste, cómo te divertías escribiendo tu primera novela o tu primer relato.

Si empiezas a procrastinar mucho, aparca tu novela y escribe libremente durante un día. O haz una lista de motivos por los que te gustaría escribir un libro y léela cada vez que empieces a procrastinar.

Conclusión

Procrastinar es inevitable. Y si quieres saber cómo escribir un libro sin procrastinar, lo importante es que aprendas a convivir con la procrastinación y que hagas algo útil con esos momentos de evasión.