SALIR DE LA ZONA DE CONFORT COMO ESCRITOR

La foto con la que encabezo este post se llama «Salto al vacío» y es una foto de Yves Klein, un artista plástico francés. En realidad, fue un montaje y un truco de marketing, pero como decía Ende «eso es otra historia y será contada en otra ocasión», porque hoy yo vengo a hablarte de saltos al vacío y de salir de la zona de confort. 

Todos los años, cuando se acerca el final de noviembre y, como te cuento en el libro de «Productividad para escritores», me siento a organizar el año siguiente y a analizar el pasado. Qué he hecho bien y mal. Qué he conseguido y qué no. Y cómo puedo mejorar los resultados para el año siguiente. 

Haz todos los años algo que te saque de tu zona de confort

En esa lista de objetivos siempre añado algo que me saque de mi zona de confort. Este 2021 fue la salida de MOLPEditorial, que ya tiene en la página web su catálogo de 2022. Permitidme la cuña publicitaria, mola el catálogo. Pasaros a verlo :D.

Y sí, fue salir completamente de la zona de confort. No sabía demasiado sobre el trabajo de director editorial (que es lo que me toca en la editorial), he invertido en un máster de edición para mejorar, todos los meses mis coronarias sufren por llegar a los plazos previstos para los suscriptores y me gustaría vender mil veces más (y eso que no me quejo porque la editorial y sus libros han tenido muy buena acogida).

Salir de la zona de confort no tiene por qué ser un suicidio.

Me refiero: está bien que quieras vivir de la escritura, pero no dejes tu trabajo nutricional para escribir tu primera novela. Eso solo sale bien en las películas. Nadie (ni siquiera los superventas) viven bien de las ventas de un solo libro. Y menos del primero. 

De la misma forma, una editorial no es rentable en el primer año. Puedes cubrir costes, pero de ahí a hacerte millonario va un océano.

Imagina tres círculos concéntricos alrededor de nosotros, que somos el punto central. El primer círculo que nos rodea es la zona de confort, todo aquello que el cerebro —que es un yonqui de la seguridad— domina. 

El siguiente círculo es el del aprendizaje. La mayoría avanzamos en este y nos excusamos diciendo que estamos haciendo algo para mejorar porque hacemos tal curso o tal otro. O más aún, porque compramos tal curso que se queda cogiendo polvo en nuestro ordenador y no lo hacemos nunca. 

Solo conseguimos expandir la zona de confort cuando aplicamos lo aprendido. 

El tercer círculo, el más externo, es la zona de pánico.

Y es infinita.

Cuanto más te adentras en ella, más te cuesta respirar. 

Es lo que pasa cuando alguien te enseña lo que es el marketing para escritores y por qué tienes que dominarlo. Te sientes como si fueras el pajarito al que la mamá pájaro empuja fuera del nido. Con un salto al vacío ante tus patas. 

Pero tienes alas.

Solo hay que desplegarlas para volar.

Al principio, probablemente, las agites frenéticamente, pero pronto encontrarás tu punto con el viento, aprenderás a manejar las corrientes para que te lleven a donde quieres ir. 

Lo ideal es dar pasos pequeños con cabeza

Es decir, dar un saltito fuera de la zona de confort, no saltar al vacío. Hacer como hizo Yves Klein, que sabía que no se iba a pegar el morrón. Es verdad que nos da un miedo increíble dar ese pequeño paso.  ¿Y si me hago autónomo y resulta que no vendo nada? ¿Y si no tengo dinero para pagar toda esta inversión? 

Hay un dicho que sostiene que a veces tiene que suceder algo terrible para que se produzca un cambio y comiences a vivir TU vida sin miedo a que algo arruine lo que ahora te sostiene. Algunos de los cambios drásticos que he hecho en mi vida, fueron el resultado de sucesos terribles que me impactaron moviéndome fuera de la zona de confort.

Si siempre sigues haciendo lo mismo día tras día, nunca tendrás cambios en tu vida. 

La magia viene después de la incomodidad. De hacer cosas que al principio nos aterran un poco. Se supone que debes vivir de manera imperfecta. Tropezar. Aprender a levantarte. Así es como aprendemos, crecemos, evolucionamos. 

No me malinterpretes. Si lees el libro que te he dicho antes, sabrás que soy una amante de las rutinas y de los hábitos, pero creo que tener la flexibilidad suficiente para romperlos es lo que nos da libertad. 

¿Cómo identificas aquello que queda fuera de tu zona de confort?

Normalmente son tareas que sabes que tienes que hacer o que te encantaría hacer pero que procrastinas constantemente. Son cosas que te son incómodas. No hacerlas te mantienen en tu zona de confort. 

¿Cómo salir de la zona de confort y conseguir objetivos?

  1. Pide ayuda. A veces solo no puedes, pero con amigos sí. (Si lo has dicho con este tono, ya sé a qué generación perteneces).
  2. Aprende. Da ese paso para conseguir el objetivo aprendiendo. Apúntate a un curso y hazlo. 
  3. Pon cosas en práctica. Si no, nunca avanzarás con lo aprendido. 
  4. Establece metas realistas y escríbelas. No subestimes el poder de las listas de objetivos. No hay nada más chachi que tachar cosas conseguidas. 
  5. Ponte recompensas. Si consigo esto, haré esto otro que me encanta. 
  6. Analiza cada mes. ¿no has conseguido lo que te has propuesto? Busca cómo hacerlo el mes siguiente. Cambia algo.
  7. Escribe qué es lo peor que te puede suceder si saltas fuera de la zona de confort. Y piensa cómo puedes lidiar con eso. Si la mitad de nuestros dramas, como dice Leiva, fueran de verdad, no habría nada que nos pudiera salvar, pero la mayoría de las veces te das cuenta de que no es para tanto. 
  8. Salta.