Creo que Ana González Duque me ha pedido que me encargue yo de este artículo porque no debe conocer a nadie que haya cometido más errores al autopublicar un libro que una servidora.
Caí en casi todos los errores habidos y por haber cuando publiqué por primera vez.
Es una de esas experiencias que vives como una pesadilla.
En cada una de las fases de la autopublicación metí la pata hasta el fondo. ¡En todas, que se dice pronto! Pero ¿sabes qué? Que fue mi mayor aprendizaje.
Todos aquellos errores fueron maestros para que la autopublicación de la segunda novela fuera como la seda.
Yo quiero que a ti también te vaya fetén, así que toma nota de cómo evitar estos errores al autopublicar un libro.
Autopublicar un libro es difícil y caro, si se hace bien
A veces se confunde la autopublicación con la autoedición. No es lo mismo.
Cuando autoeditamos estamos siendo Juan Palomo: nosotros nos lo hacemos todo. Lo corregimos, lo maquetamos y no lo imprimimos porque ya sería alucinante pero, vamos, que algunos autores también lo harían en caso de tener los medios para ello.
Y claro, cuando tú te lo haces todo, el beneficio por libro vendido es mayor, evidentemente. Teniendo en cuenta que el gasto ha sido mínimo, porque no has contado con profesionales en cada una de las materias, tiene sentido.
Pero es posible que al tener menos calidad vendas menos libros que los que venderías en el caso de ofrecer un producto mejor terminado.
La clave está en analizar el resultado. Porque está bien no gastarse el dinero que no tienes en autopublicar un libro, pero la experiencia me dice que en muchas ocasiones la autoedición tiene una calidad que deja mucho que desear.
Sin embargo, la autopublicación tiene que ver con gestionar cada una de las fases de publicación de tu novela pasando por todos los profesionales por los que pasaría esa historia en el caso de publicarse a través de una editorial tradicional.
Es decir, que contratas los servicios de profesionales de la corrección, de la maquetación e impresión y todo ese gasto sale de tu bolsillo, evidentemente.
Eso de contratar a alguien para que te ofrezca los servicios posteriores a la escritura tiene una parte buena: es muy probable que el resultado de tu novela sea mucho más profesional que si te lo haces tú cuando no te dedicas a ello.
Lo malo te lo cuento un poco más abajo porque no quiero hacerte spoilers.
Vamos a empezar con la lista de los errores más comunes en la autopublicación de una novela.
No, juro que no los cometí todos… pero poco me faltó.
Error #1: ser Juan Palomo. Es posible que te quede mal aunque le pongas todo tu aplomo
No sé, quizás seas un portento de persona y yo una incrédula. Es posible que exista un máster del universo corrigiendo, que también sea cinturón negro en la maquetación y además un premio Nobel de la ilustración, pero de momento no he conocido a nadie que sea experto en todas las fases que requiere la autopublicación.
Una cosa es que te dediques a corregir y, por tanto, te fíes de tu propia corrección (aunque discrepo también, pero no voy a darte la brasa con eso).
Vale, eres corrector, pero admítelo: no eres maquetador.
Por lo tanto, como se suele decir, zapatero a tus zapatos. Porque lo más probable es que alguien que no sabe de diseño, diseñe mal.
De verdad, no quiero ser cruel, pero es que la cubierta de un libro es una de las partes que te hace vender más. Si la descuidas, si no te preocupa que sea lo mejor que hay en el mercado, ya puedes haber escrito una obra maestra, que vas a perder lectores por culpa de no gastarte dinero en portadistas profesionales.
Por aquí te dejo un post antiguo sobre el tema del diseño de la cubierta de un libro.
Error #2: no distinguir entre una editorial tradicional y una de coedición
La principal diferencia entre ambas es que una editorial tradicional jamás te va a pedir un céntimo por publicarte nada. Todo correrá de su cuenta.
Sin embargo, una editorial de coedición siempre te hará pagar un importe porque lo que ofrecen en realidad son servicios editoriales como corrección, maquetación e impresión sin más. En este artículo de Mariana Eguaras te explica cómo diferenciar las unas de las otras.
Vamos, que yo me he quedado muy loca en más de una ocasión cuando me han dicho: «Yo no autopublico, publico con la editorial Círculo Rojo». Esa es una de las editoriales de coedición de las que te hablo.
¿Es mejor una cosa que otra? Depende de lo que quieras en tu carrera como escritor. Lo que es peor es escoger una de coedición pensando que te va a publicar como si lo hiciera Planeta.
El saber es poder.
Error #3: creer que el marketing es como la pelusa que puedes esconder bajo la moqueta
«Si no lo miro, no existe».
¡Ja! Que te lo crees tú.
A ver, esto siempre lo diré, es una decisión personal de cada uno. Puedes hacer oídos sordos de lo que te solemos explicar por estos lares, pero todo tiene sus consecuencias.
Hace unas semanas estuve un el evento Devoralibros que se hace en un pueblo cerca de Barcelona al que acudimos autoras y autores de todos los géneros y recuerdo especialmente la ponencia que dio Anny Peterson, Lady Fuxia para casi todo el mundo.
Habló sobre la marca personal y dijo en tres o cuatro ocasiones que hacía esa ponencia porque se lo habían pedido, pero que ella no era experta en nada de eso.
Quizás no sea experta a nivel titulitis, de esa que tanto tenemos en este país, pero es un ejemplo en absolutamente todo:
- Tiene una identidad visual brutal que explota de forma maravillosa. Ves un libro suyo y sabes de quién es.
- Tiene un nombre que llama la atención y es recordable.
- Habla de sus libros en sus redes de forma constante.
- Sus historias están cuidadas, son trepidantes y pasan por manos de otros profesionales antes de publicarse, lo que da como resultado un producto de calidad.
Es posible que no sea experta porque no tiene un máster en marketing, pero es innegable que maneja su marca personal como si lo tuviera. Vive de escribir desde hace tiempo así que me parece un ejemplo a seguir en todo.
Error #4: escoger mal la fecha de publicación del libro
Hay meses en los que es mala idea lanzar tu libro. No lo digo yo, lo dicen los estudios de mercado.
El consumo de literatura baja en picado durante unos meses del año por diferentes motivos, pero que pueden englobarse en que los consumidores tenemos la cabeza en otras cosas que no son leer.
Por ejemplo, enero es un mal mes para publicar, porque la gente está en plena cuesta económica y con la depre postvacacional. No hay dinero ni ganas. Febrero, la primera quincena, empieza a ser templado, pero te recomiendo que te enfoques más en las dos últimas semanas.
En abril te encontrarás con el problema de la competencia en el Día del Libro. Mucho mejor si lo sacas en marzo para que el público empiece a oír tu nombre, el título y vea la cubierta para picar en abril.
Julio y agosto mala época también. Las personas estamos más por el terraceo y las vacaciones que por leer. Además, a los que tenemos descendencia todavía en edades en las que nos necesitan, se nos hace cuesta arriba encontrar un rato de tranquilidad para abrir un libro. Recuerda que no hay colegios.
Inicio de septiembre, evítalo. Las personas humanas estamos adaptándonos a la vuelta al trabajo y los gastos de la vuelta al cole. Lo mismo ocurre a finales de diciembre, que los gastos navideños se nos come el presupuesto para el capricho de leer, aunque siempre se puede pedir a Los Reyes «Majos» una larga lista de libros que nos interesen, por si cae alguno.
Error #5: contar con lectores beta no aptos para tu tipo de novela
¿A que siempre has oído que un libro no es para todo el mundo? El tuyo tampoco.
Los lectores beta son esas personas a las que pides que hagan las primeras lecturas de tu manuscrito. ¿Sirve cualquier persona? Of course not!
Te sirve esa persona que sabes que se compraría un libro como el tuyo. Esa persona que devora tu género, porque es la que va a saber si cumples con las expectativas de tu lector ideal.
Por ejemplo, si eres escritor de terror no le dejes tu libro a Ana González Duque porque no se lo va a leer. Pero tú dale una novela romántica y te indicará cuál es el punto más débil que ve para que lo refuerces y la mejores.
Tampoco cuentes a tu abuela como lectora beta. Me dirás que es una ávida lectora de tu género pero, amigui, eres familia y encima con una generación de por medio, que eso es garantía de que va a ser lo más subjetiva que pueda, aunque no se lo proponga.
Resumiendo: tu lector beta ideal es aquel que devora tu género y que no te quiere como para achucharte y comerte a besos.
Error #6: no dar la suficiente información en tu libro
Cada vez se ve menos, pero ¿cuántos libros tienes en casa que no señalan dónde contactar con la autora?
Yo tengo varios y es una pena, porque hoy en día es inherente a una gran parte de la audiencia su interés por interactuar contigo.
Leen tu novela y quieren saber más de ti. Las redes han permitido que saciemos ese tipo de curiosidad en cuestión de segundos con un solo clic.
Si no añades tus redes, tus obras anteriores, tu web… la persona que se ha leído tu libro y que lo ha disfrutado como una jabata no va a saber a dónde dirigirse para decírtelo.
Y te aseguro que esos mensajes te pintan el día más gris del rosa más chillón y hermoso que puedas imaginar.
Pero sobre todo si los encaminas a tu lista de email marketing, tendrás lectores que repetirán.
Error #7: pensar que la lista de suscriptores se debe crear a partir de que publicas el libro
Ya, claro. Esto es como si pones en preventa un libro que ni siquiera has empezado a escribir. Vamos, que es empezar la casa por el tejado.
Desde el momento en que tienes clara tu intención de dedicarte a escribir y publicar, debes empezar a trabajar tu marca personal.
Eso se puede hacer de muchas maneras, puedes escoger diferentes canales de difusión, pero siempre, siempre, siempre debes contar con una web con blog.
Pero contar de verdad. Déjate de blogspots y de dominios imposibles de recordar. Tu nombre o pseudónimo.com o .es, según te apetezca. Y empieza a crear comunidad. Desde que tienes tu primera suscripción ya puedes empezar a liarla con el email marketing.
¿Por qué? Porque ese tipo de correspondencia con tu audiencia, sea del tamaño que sea, crea vínculos y confianza, dos aspectos primordiales a la hora de que te compren cuando tienes algo que vender.
Así que trabaja esa parte del marketing porque a cualquiera que sepa del tema te dirá que en su lista de suscriptores es donde se producen más ventas.
Error #8: no contratar un servicio de corrección
Este es un melón muy gordo.
Yo soy lectora beta de un par de personas que podrían publicar sin pasar por una corrección profesional porque de por sí escriben como diosas. Es un hecho.
No obstante, ambas pasan siempre por corrección profesional. Porque si bien es cierto que no tienen errores del tipo usar be cuando lo correcto sería una uve, o de los de escribir palabras con hache cuando no la llevan, la corrección profesional hace que sus manuscritos brillen incluso más. Aunque en la primera leída parezca un manuscrito totalmente pulido.
Creo que una carrera literaria es mucho más interesante cuando publicas dos libros al año de una calidad profesional que veinticinco novelas infectadas de comas y coletillas. Porque un lector tiene tantas opciones que, si no le satisface la primera toma de contacto que tienen con tu escritura, no habrá una segunda oportunidad. Y sinceramente, tienes en tu mano que eso no ocurra. Es una lástima que dejes que pase.
Error #9: calcular mal los tiempos
¿Recuerdas lo que te he comentado un poco más arriba sobre la fecha de publicación?
Pues aquí te dejo el consejazo del día:
Los meses que no te he nombrado antes (o sea, marzo, mayo, junio, octubre y noviembre) son los meses del año más interesantes para publicar.
Sabiendo esto, puedes planificarte más o menos las publicaciones que quieres o crees que puedes hacer el año que viene y así calcular cuándo deberías tener terminada tu novela, concertar cita con corrección y calcular una fecha de publicación realista.
Conocer estos datos te permite planificar casi milimétricamente cuánto debes escribir cada día para lograr el objetivo que te propongas.
Eso sí, calcula mal y palmarás.
La palabra clave en esta planificación es ser realista para lograr los objetivos y no frustrarte.
Error 10#: los profesionales baratos pueden salir caros
Ya sé que en esta profesión no solemos empezar montados en el dólar y además, nos cuesta mucho llegar a estarlo si es que finalmente lo logramos.
Ese puede ser un motivo de peso para decantarnos por los servicios más baratos a la hora de corregir y maquetar, por ejemplo.
Pero he vivido en propias carnes y ajenas lo que supone escoger este tipo de presupuestos sobre otros algo más elevados: ha sido un dolor de cabeza, un mal servicio y ha supuesto volver a pagar a alguien para que lo hiciera mejor.
Hay mucho profesional en redes que ofrecen servicios que parecen ser de calidad, que avalan con años de experiencia y de los que pueden llegar a embaucarte porque además, tienen un concepto de sí mismos que ya querría nuestro ego tener para deshacernos de ese impostor que nos acompaña tantas veces.
Sin embargo, cuando les pides factura de sus servicios te dicen que no están dados de alta como autónomos. Lo peor de todo es que algunos pueden darte una pista al tener unas tarifas irrisorias, sin embargo otros, no cobran menos de lo que cobraría alguien que está cumpliendo como contribuyente.
Si te encuentras con un «no puedo hacerte factura», huye. Ahí no es. Eso es un nido de problemas y te va a llevar de cabeza a un estado de ansiedad sin precedentes.
Te hablo de una correctora que no hizo factura y encima hizo mal su trabajo.
Te hablo de una maquetadora que además no supo satisfacer la necesidad de una clienta porque utilizaba programas hackeados.
Te hablo de tantos casos en los que se han visto envueltas muchas autoras a mi alrededor, que podría escribir un libro sobre «los asombrosos casos de las profesionales que no lo son».
Conclusión sobre los errores al autopublicar un libro
Vigila a quién contratas, publica con conocimiento de causa y trabaja tu marketing con antelación.
Se trata de encontrar el equilibro entre los tres aspectos. A veces tienes que hacer malabares para conseguirlo, pero nadie dijo que fuera fácil.
Y como bonus, te doy un error al publicar un libro #11 que este es mío y solo mío: nunca hagas un sorteo en mitad de un lanzamiento de libro.
La intención era clara: «si me sigue más gente, mi libro se ve más, alguna interesada en él lo comprará».
El resultado fue el siguiente: se pararon las ventas hasta que salió una vencedora. Y aunque se reactivaron, nunca volvió a ir al mismo ritmo.
Esta última parte es mi pequeña humillación en público para que no te pase a ti.
Espero que estos errores al autopublicar un libro te den un poquito de idea de cómo hacerlo bien.
Me encantaría saber qué errores cometiste tú. ¿Te animas a dejarme un comentario aquí abajo? Así aprendemos todos.